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Depositos bancarios

Los depósitos bancarios son productos financieros que, además de ser imprescindibles para mantener el equilibrio del sistema financiero, son el instrumento financiero de ahorro con el que se asume menor riesgo. Contemplan un plazo determinado y una rentabilidad fijada con anterioridad. Gracias a los depósitos a plazo, las entidades pueden obtener los capitales necesarios para financiar las tarjetas de crédito, las hipotecas y los préstamos personales.

Pero para el ahorrador, es una forma de obtener una rentabilidad por la entrega de un capital al banco por un plazo determinado.

Tipos de depósitos

En términos de ahorro, las entidades comercializan dos categorías de depósitos:

  • Depósitos vista: Donde los clientes deciden cuando recuperan su inversión, no se cobran comisiones por ningún concepto y son completamente líquidos.
  • Depósitos a plazo: En esta modalidad, es la entidad la que determina el plazo de la inversión y contempla una comisión por cancelación anticipada de la imposición que se detrae de la rentabilidad acumulada.

En esta modalidad es la entidad quien determina el plazo de la inversión. Los clientes que deseen recuperar sus inversiones, deberán pagar una comisión por cancelación anticipada que, generalmente, disminuye la rentabilidad obtenida durante la inversión.

Fiscalidad

Los depósitos bancarios tributan de la misma forma que las cuenta bancarias. Son los rendimientos obtenidos los que tributan al 19% para plusvalías hasta 6,000 euros y al 21% de tramo único para plusvalías superiores.